Estrés, ansiedad, nerviosismo, insomnio, angustia… Detonantes de males mayores y patologías graves.

En la mayoría de mis consultas una de las frases, o palabras que mas me encuentro y en las que hago incapié (porque me resuena mucho, porque es algo que también me toca) es: control.

  • No consigo controlar mi ansiedad
  • Quiero controlar mis emociones para …
  • No controlo el tema de las comidas…
  • Se me descontrola…

El control o querer controlar las situaciones, las emociones, la vida… es lo que nos lleva en gran medida a padecer nervios, ansiedad, insomnio, angustia y/o estrés.

Nosotros no podemos controlar lo que sentimos, si podemos gestionar qué hacemos con lo que sentimos.

No podemos controlar las situaciones y lo que nos depara la vida, si podemos gestionar cómo actuamos con lo que nos llega.

Porque querer controlar lo incontrolable nos dispara nuestro sistema vegetativo, que es el que ‘controla’ nuestras acciones involuntarias (fíjate qué paradoja: control de acciones involuntarias): frecuencia cardíaca y respiratoria, sudor, digestión, salivación, dilatación de la pupila, etc.

El estrés es una respuesta de nuestro cuerpo a situaciones que nos podrían comportar algún peligro y nos prepara, nos pone alerta, nos predispone, a luchar o huir. Segregando una serie de hormonas que son las que disparan nuestro sistema nervioso vegetativo – simpático (taquicardia, sudores, etc.).

Y que conlleva, si se mantienen a medio o largo plazo, a padecer ansiedad, insomnio, angustia… e incluso depresión, sino patologías más graves.

Por supuesto que en tu vida diaria vas a encontrarte situaciones que te provoquen estrés: cambios de horarios, situaciones imprevistas que afecten a tus rutinas, presión laboral, trabajar demasiadas horas o en un entorno difícil, enfermedades, críticas ajenas, imprevistos, nuevos retos y un sinfín de situaciones que puedas encontrar difíciles y que te sobrepasen.

Pero el estrés sostenido en el tiempo no depende tanto de la situación en si, sino más bien por como tu la vives y gestionas. Porque en la mayoría de ellas no existe una amenaza real, ni tienes que luchar por tu supervivencia.

En última estancia, tener o no estrés, depende de ti.

Entonces, qué puedes hacer para gestionar el estrés:

  1. Elimina de tu vocabulario la palabra ‘control’, y sustitúyela por ‘gestión’
  2. Intenta no ponerle demasiada seriedad a las situaciones. No digo que te las tomes a broma o no seas responsable, pero otorga la importancia real que tiene cada cosa. Todo es como tu lo ves. Relativiza.
  3. Usa tu respiración consciente como ancla al momento presente. No vivas en el futuro. No anticipes. Esta bien tener sueños y objetivos, pero lo único que es real es el aquí y ahora.
  4. Duerme las horas mínimas necesarias para asegurar tu descanso y regeneración.
  5. Descarga tus emociones y la energía acumulada que te provoca. Haciendo deporte, bailando, cantando, meditando, socialmente, … lo que a ti, te vaya bien.

Porque vivir en un estado de estrés sostenido en el tiempo es agotador. Agota tu mente, tu energía, tu vitalidad, los recursos de tu organismo, baja tus defensas y por tanto tu sistema inmunológico no funciona al 100% y estarás expuesta a padecer o desarrollar más enfermedades.

Y mientras aprendes a GESTIONAR lo que te pasa y aprendes y creces personalmente con todo ello, si ves que tu sistema vegetativo se te dispara, puedes:

  • usar aceite esencial de lavanda. Unas gotas en la palma de la mano, o en un pañuelo para respirarlo profundamente. O por la noche, para que te ayude a conciliar el sueño y a relajarte, pon algunas gotas en tus manos y pásalas luego por la almohada para que impregne el olor. La aromaterapia es muy potente y eficaz
  • puedes tomar extracto natural de pasiflora. (aunque si estás tomando alguna otra medicación háblalo con tu médico).
  • Practica la respiración consciente y/o medita cada día, o a cada momento que lo necesites.
  • Haz ejercicio, puede ser intenso como spinning o relajado como el yoga
  •  Pon atención a tu alimentación. Recuerda que el sistema nervioso y el digestivo están íntimamente ligados
    • No comas demasiado. Y que la cena sea ligera y temprana (para que puedas ir a dormir con la digestión hecha)
    • La avena y el trigo sarraceno son excelentes para regular y equilibrar el sistema nervioso
    • Toma zumos verdes que te llenaran de nutrientes de alta calidad para que tu cuerpo pueda disponer de ellos sin agotar tus recursos
    • Por supuesto, frutas y verduras deben ser lo que predomine en tu dieta
    • Y come un puñado de semillas oleaginosas, crudas, sin sal y activadas diariamente. También influyen muy positivamente en el sistema nervioso
    • Y por último, pero no menos importante, pide ayuda. No tienes porque sufrir. Esto también es una elección que tu haces.

Y si decides que quieres estar bien, aprender a gestionar lo que te pasa y ayudarte de la alimentación o la medicina natural ponte en contacto conmigo y vemos qué puedes hacer para empezar a estar, verte y sentirte mejor ahora mismo.

¿Y tu, cómo enfocas lo que te pasa en tu día a día? ¿Sabes gestionar el estrés? Cuéntame en los comentarios como estás y cómo lo llevas.

¡Te abrazo!